Todo empezó con una invitación que hicimos a una querida amiga y a su novio a pasar el fin de semana en nuestra casa de montaña. Ella aceptó encantada. Aprovechamos para preguntar si tenían algún tipo de alergía. Su novio no comía maíz, y del atún no quería saber, al menos eso entendimos.

Me considero una buena anfitriona, me encanta atender bien a mis invitados, que se sientan como en su casa, sobre todo si hay afecto y cariño como era el caso.  Armé el menú, para el sábado prepararía un arroz con pollo y unos langostinos a la parrilla, más una ensalada tropical, con frutas, vegetales y frutos secos.

Me fui al supermercado y compré todo lo que necesitaba. Después de haber realizado las compras recordé que a nuestro invitado no le gustaba el maíz, y justo había comprado un anillo de maíz para acompañar en el  desayuno. No pasaba nada, pues le pondríamos tostadas en reemplazo y todo lo demás que serviríamos.

Llegaron al medio día, y nos llevaron un pan delicioso y una bandeja surtida con fiambres, quesos, chocolates y frutas.

También pasaría el día en casa con nosotros otra pareja conocidos de mi esposo. Acompañé a mis amigos a conocer y a recorrer  la casa, y dentro de la conversación me enteré que el novio no comía vegetales, ¡no podía ser! No hay plato que lleve más vegetales que un arroz con pollo, enseguida le dije a la chica que nos asiste que pusiera unos raviolis para reemplazar el arroz. Todo resuelto.

Luego fuimos a la cocina y le comenté que le haríamos una pasta ya que no comía vegetales, pero resulta que sí comía arroz con pollo, el tema era que no le agradan mucho los vegetales en ensaladas. Confusión aclarada, se canceló la pasta.jajaja

Almorzamos riquísimo, tomamos vino tinto, conversamos de todo un poco. Uno de los invitados, francés, nos deleito con sus conocimientos generales, una persona polifacética, culta y muy educada. Nos sorprendió gratamente su vasta gama de habilidades y destrezas. Fotógrafo, pintor, farmacéutico, empresario, asesor político, conocimiento de diseño arquitectónicos y, de finanzas. OMG! Todo un Davinci de nuestros tiempos. Es agradable conversar con personas así, pero al mismo tiempo resultan un poco intimidante, pareciera que no hay nada que no sepan. El punto es que el señor encanta y abruma al mismo tiempo. Obvio me quedo con su encanto.

Después del almuerzo de haber disfrutado de un sol de verano, literalmente cayó un diluvio, la neblina lo cubrió todo. Una vez escampó llevamos a nuestros amigos a conocer el área de montaña, algunos senderos y miradores, pasamos una tarde más que agradable y entretenida.

Después de un debate entre mi amiga que es asesora de finanzas, y el francés, sobre las tazas de intereses que se pueden esperar para los plazos fijos en un corto tiempo, la conversación por poco terminó  apostando un vino, pero no cualquier vino, argumentó el francés. Cerré el debate invitándolos a tomarnos el vino de todas maneras, en un escenario donde todo ganaríamos un buen momento, sin duda. Quedamos en que en cuatro meses nos reuniríamos en el mismo mirador a brindar.

Regresamos a la casa, seguimos conversando y disfrutando de las delicias que venían en la bandeja de fiambres, tomamos un vino blanco exquisito. Pasada las cinco de la tarde la pareja integrada por el francés y su esposa se despidió, debían regresar a la ciudad.

Una vez estuvimos solos, nuestra amiga, nos comentó que se le hacía tarde y que deseaban pasar a saludar a un amigo que vive en el área, y querían ir antes que cayera la noche, pues insinuó que debían regresar a la ciudad. ¡Qué! Al parecer nuestra amiga no tenía muy claro si la invitación que le habíamos hecho era para pasar el día o quedarse, y no había encontrado el momento para salir de la duda, y la misma había aumentado al ver que la otra pareja se había retirado.

Nos dio mucha risa su confusión, y por supuesto que aclaramos que su invitación era para quedarse. Entonces entendí porqué no habían bajado sus  maletas cuando llegaron. Su intención era preguntar antes de bajarlas, pero al llegar la otra pareja, no encontraron el momento para hacerlo, de ahí toda la confusión.

Y ya que estábamos aclarando confusiones, les conté sobre  anillo de maíz, y me dicen que el maíz que no le gusta es el que viene en grano, las torrejitas, tortillas y demás le gustan muchísimos. Canceladas las tostadas del desayuno.

Fue un día lleno de anécdotas, risas y confusiones graciosas, sin duda un día  para recordar.