Rafita, corazón partío.

Mi esposo  hacía sus ejercicios matutinos cuando se percató que Rafita había regresado. Nos llamó de inmediato. La noticia tenía a Vanessa saltando en un pie, pero por otro lado para mí no eran tan buenas. Rafita estaba acabando con mi planta favorita y solo por diversión, simplemente con su pico cortaba las hojas y las flores, ni siquiera se las comía. Cuando Vanessa me lo contó pensé que no era nada serio, pero cuando subí y vi que a mi planta le faltaban hojas y flores, pensé Rafita es terrible, lo decía y aún no lo sabía.

Ahora teníamos la certeza, Rafita,  no se había marchado, al parecer solo pasaba la noche fuera de casa. Me acerqué y le dije, “señorito esta casa no es un hotel, si usted desea quedarse debe comportarse. Nada de salidas nocturnas de hoy en adelante, y mucho menos  acercarse a mi planta”.  El perico me observaba y movía su cabeza de un lado a otro de forma coqueta, podría jurar que entendía lo que decía. Jajaja. Fue muy gracioso.

Rafita es un poco caso, y  ya  tiene su rutina, al atardecer se marcha, y regresa en las mañanas en busca de comida y agua. Sus amigos los pericos llegan en las tardes, él va a su encuentro, y trata de acercarse, pero cada vez que lo intenta lo rechazan y lo pican. Él insiste varias veces, y nada. Una de estas tardes nos quedamos viendo, y la serie se puso buena, y nosotras nos instalamos en la ventana, jajajaja.

La pareja de periquitos llegó, al escuchar su canto, Rafita bajó, y se posó en una ramita. La parejita estaba muy juntita, se hacían cariñitos, se rascaban las cabecitas mutuamente, Rafita al verlos se inflaba, se despeinaba, trataba de acercarse y era atacado por uno de los pericos, asumimos que el macho. Vanessa estaba triste por Rafita, me decía “mire como lo echan, como me lo discriminan, no lo quieren”

Pronto llegamos a la conclusión que Rafita quería meter su piquito donde no lo llamaron, y que estábamos presenciando la escena de un cortejo, y  él estaba demás.  ¡Pobrecito, le rompieron el corazón!

Y así pasaron los días, en un ir y venir.   Y sí, acabó con mi planta, ahora solo quedó el esqueleto de ramitas, pero el perico se ha ganado nuestro corazón. Rafita es oficialmente la nueva mascota de la familia, todas las mañanas le revolotea a mi esposo, mientras se ejercita, en busca de comida y  se posa en su mano tranquilamente.

Ahora nos queda una duda, ¿Dónde y con quien pasa Rafita la noche?…