AMALIA, UN REGALO INESPERADO.
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3 mayo, 2023
Desde hace muchos años soñaba con una blanca navidad. Me imaginaba frente a una ventana viendo la nieve caer mientras sostenía una taza de chocolate caliente entre mis manos, tal como lo había visto en las películas.
Este año habíamos viajado bastante, y no teníamos planes de hacerlo para fiestas de fin de año. Y como suceden las maravillas en mi vida, una tarde cualquiera decidimos viajar a Ohio, E.U. para pasar Navidad en casa de unos familiares. Me alegré y me dije, ¡al fin tendré una blanca navidad! Ya conocía la nieve, pero esto sería otra cosa. Mi esposo me dijo, no quiero desilusionarte, pero no siempre cae nieve para estas fechas, es más, sería raro.
Para esos días previos al viaje estaba haciendo por segunda vez en mi vida los ejercicios de gratitud del libro La Magia de Rhonda Byrne, estos iban variando, pero por 28 días consecutivos debía enumerar diez bendiciones en mi vida, escribir porqué estaba agradecida y sentir un profundo agradecimiento. Otro día, además de enumerar las diez bendiciones, tenía que hacer una lista de las tareas del día, agradecer de corazón dando por sentado que ya había sucedido todo según lo deseado y esperado. Revisar en las noches y agradecer al menos tres bendiciones recibidas en el día.
Y así todos los días vivirlos en total gratitud. La mayoría de las personas pensamos que somos agradecidos, pero no lo somos realmente hasta que aprendemos a desmenuzar nuestras bendiciones desde esas pequeñas cosas que ya damos por sentadas, como el aire que respiramos, la cama donde dormimos o el techo que nos cobija, etc. hasta llegar a las más grandes. Vivir en gratitud es un estado de conciencia, un estilo de vida, es así como en verdad apreciamos la belleza que nos rodea y la atraemos a nuestra vida.
En otro ejercicio debía listar mis deseos, agradecer y sentir esa alegría por adelantado como si ya lo hubiese obtenido y agradecer infinitamente, así lo hice. Uno de esos deseos era pasar una blanca navidad en familia, así que escribí mi deseo textualmente:
“Bendecida con esta blanca Navidad 2022, estoy agradecida y feliz disfrutando en familia, viendo la nieve a través de la ventana” Gracias, gracias, gracias.
Y contra todo pronóstico, el 22 de diciembre de 2022 un día después de nuestra llegada, empezó a nevar, una gran tormenta invernal azotó gran parte de los Estados Unidos, incluyendo Ohio, provocando caídas de temperaturas sin precedentes. Mi esposo me miró y me dijo, ahora sí no tengo dudas de tus poderes, eres la mismísima Elsa, de frozen.
Al día siguiente me senté frente a la ventana, todo estaba cubierto de nieve, hermoso como lo había soñado e imaginado, miré al cielo, y dije, gracias, gracias, gracias, la gratitud es la verdadera magia, sé que fuiste tú, amor divino, el creador de este milagro de Navidad para mí.
Una experiencia maravillosa para nosotros de principio a fin. La víspera de Navidad, según la tradición de la familia, pasamos la tarde noche en Lancaster en casa de una tía, ahí compartimos, cenamos y se abrieron los regalos entre risas y abrazos. Esa tarde me paré frente a un gran ventanal de la casa y recordé a un ser querido que ya no estaba, imaginé sus ojos azules brillando de alegría al ver a toda la familia reunida, sentí nostalgia, en ese instante pasaron unos venados que se quedaron parados mirando hacia adentro, se acercaron por unos segundos y se marcharon. Mi nostalgia se fue con ellos que apresurados caminaban por el suelo cubierto de nieve, mi blanca navidad.
El 25 de diciembre al despertar nuestros primos, donde nos quedábamos, nos esperaban ansiosos en pijamas, tal cual lo vemos en nuestras fotos navideñas latinas, junto al árbol de navidad para abrir los regalos. Bajamos junto a ellos, me sentí extraña y feliz, pues usualmente nosotros abrimos los regalos a la media noche, bien vestidos como en una fiesta más. Acá la apariencia era lo de menos, eso me gustó muchísimo porque lo sentí relajado, sencillo y auténtico. Todos en casa simplemente conversando y disfrutando, mientras se preparaba la comida que sería la cena de Navidad con el resto de la familia, con quien habíamos compartido el día anterior, igual de relajados, doble celebración.
Ha sido la mejor Navidad que he pasado, siempre disfrutamos si estamos juntos, pero esta fue mágica, mi deseo cumplido y la familia reunida sin pensar en nada más que disfrutarnos y disfrutar el momento. Reflexioné sobre el verdadero sentido de la navidad, y sin duda es el amor, ese tiempo especial de unión familiar, sin afanes, rodeados de paz y armonía, no necesitamos nada más.
Bendecida y agradecida con el ángel de la navidad porque su energía de amor permanecerá por siempre en cada uno de nuestros días. Gracias, Gracias, Gracias.