REFLEJO
16 septiembre, 2021¿QUÉ TE DA FELICIDAD?
1 octubre, 2021
Estoy de vuelta, he estado felizmente ocupada en algunos proyectos personales, disfrutando al máximo de mi familia y cada cosa que realizo. Eventualmente me gusta desconectarme de las redes y del ciberespacio para conectarme con mi mundo real y cercano, ese que no tiene agendas, ni filtro, y amo tal cual es.
Ya estamos en septiembre 2021 y seguimos en pandemia con algo de normalidad y algunas restricciones, continuamos con el uso de las benditas mascarillas que han sido nuestra salvación a mi parecer, pues está más que demostrado que protegen a los demás y nos protegen, más que cualquier otra cosa. Creo en Dios y en la ciencia, ya mi familia está vacunada, pero igual nos seguimos cuidando. A estas alturas es una decisión el auto-cuidarse y hemos decido seguir con nuestras vidas con total conciencia de que el virus aún está y debemos reconocer aquellos lugares donde no queremos estar porque representan un alto riesgo. Prudencia, ante todo.
Les cuento que hemos adquirido un pedacito de cielo en el interior, y estoy muy conectada con la naturaleza, el simple y maravilloso hecho de contemplar la montaña cubierta por la neblina recarga mis energías a un nivel inexplicable, me llena de paz y felicidad.
Seguimos aprendido como familia a valorar cada vez más el gran tesoro que es el tiempo, pero no cualquier tiempo, el que pasamos juntos. Así que cuando se nos presenta algún proyecto sea mío, de mi esposo o alguna actividad de mis hijos, lo primero que deseamos saber es cuánto tiempo debemos invertir, ya no tiene que ver con cuanto dejo de hacer o ganar, o qué oportunidad estamos dejando pasar. Nuestro tiempo juntos, el tiempo de descanso y disfrute es prioridad en nuestras vidas. Los chicos si realizan actividades extracurriculares durante la semana, pocas, más bien suficientes para que estén activos y desarrollen sus habilidades y talentos. El fin de semana es prácticamente sagrado para nosotros, es el momento de disfrutar las bendiciones que Dios nos ha dado.
Siempre he pensado que no tiene sentido estresarse por querer mantener a los niños en un sinnúmero de deportes o actividades, o desgastarse trabajando, o queriendo generar más y más ingresos, viendo un signo de dinero por todos lados, con el lema emprendimiento se ha desatado una ola de desprendimiento de lo que realmente importa y vale la pena en esta vida. No sé si lo han notado, pero hoy la gente quiere vender hasta el aire, a todo le ponen un precio. Al parecer pocos hacen algo por puro placer, sino no da ganancias monetarias, es pérdida de tiempo y así se nos pasan los años buscando el centavo extra. La vida no es un negocio. Por supuesto que lo material es importante, y que sin dinero no podemos vivir cómodamente, pero conozco a muchas personas que les abunda el dinero y los artículos ostentosos, y su mayor carencia es el tiempo para disfrutar de todo aquello que han adquirido. Son los llamados pobres ricos. Tampoco se trata de holgazanería y flojera esperando que alguien nos resuelva la vida.
Encontrar un equilibrio es esencial en todas las áreas de nuestras vidas, así que trabaja, pero no en exceso, no veas un símbolo de dólar en todo y en todos, más bien encuentra un tiempo para relajarte y descansar, ama, haz ejercicio, come sano, duerme lo suficiente, la oscuridad es para dormir y la luz para realizar actividades, el cuerpo lo sabe, por eso se resiente cuando no hay un balance, y así, todo debe tener un equilibrio, para vivir más y mejor.
Y si has llegado a la cumbre de la plenitud: amor, buena salud, fortuna y tiempo libre ¡felicidades! Aún así disfruta la vida con un corazón humilde y sencillo, solo con esos ojos podrás apreciar la verdadera belleza que está en todas partes.
Solo para que lo piensen y reflexionen, la vida no es un negocio.