Despierto y pienso en ti.
Mi amor primero,
mis buenos días.
Siento tu mano,
suave y poderosa,
sobre mi cabeza.
Me giro y te veo.
Me sorprendes
con un beso en mi mejilla,
y todo mi ser florece.
Renazco de la nada,
me das vida
y el deseo de vivirla,
a plenitud.
Tomo conciencia de tu cercanía
y cuánto bien me hace,
al punto,
que quiero quedarme,
sí, quedarme en tu totalidad,
felicidad segura.
Dicen que todo pasa,
lo malo, me alegro,
y también lo bueno,
me entristezco.
Me miras,
me prometes que no será así,
mientras estemos juntos.
Este momento pleno no pasará,
se hizo eterno, lo haces eterno.
Lo has grabado en mi corazón,
donde habitas.
Vivirás en silencio,
detrás mi silencio,
rozando mi alma
con tu amor divino
y perenne,
por los siglos de los siglos.
Amén