Mi devoción a San Pancracio comenzó en el año 1998. Recién había terminado la universidad y buscaba empleo. La abuela de mi hermana me regaló el librito con las oraciones diarias. Debía pedir su intersección para conseguir trabajo, él es el Santo que acompaña nuestra petición ante Dios para pedir por trabajo y la buena salud.
Hice la novena, pedí su intersección para conseguir un buen trabajo. Para ese tiempo estaba de novia con el que hoy es mi esposo, él vivía en la capital y yo en el interior del país. Debíamos distanciarnos porque él tenía que regresar a la ciudad a continuar su preparación como médico, había finalizado su internado. Eso nos tenía tristes.
No recuerdo bien si ya había terminado la novena o fue una semana después cuando me llamaron para una entrevista de trabajo en la ciudad. Fui y enseguida me contrataron, debía mudarme a la capital, eso fue una gran bendición porque además del trabajo iba a estar cerca de mi novio.
En agradecimiento a San Pancracio el siguiente mes volví a hacer la novena. Mi vida se fue llenando de amor, paz, armonía, abundancia en todas las áreas de mi vida, todo lo que deseaba en mi corazón llegaba y llega a mí con facilidad.
Y así, mes tras mes, año tras año, le hacía la novena a San Pancracio. El tiempo pasó rápido llevo más de 20 años haciendo con alegría su novena. No es un compromiso o una obligación, es un placer orar a Dios, de la mano de este Santo, por la salud, el trabajo y el amor para mí y mi familia.
Fue un hábito creado en agradecimiento por haber obtenido respuesta a mi petición, pero ha sido la bendición más grande porque San Pancracio se convirtió en el ángel de la guarda que Dios me envió para custodiarme en todo momento a mí y a mi familia.
Son muchas las bendiciones que he recibido y que podría contarles desde que conocí a este niño mártir, pero es un testimonio lo que les quiero compartir a continuación.
Iba en el auto junto a mi esposo para la playa, de pronto escuchamos un ruido fuerte, en cuestión de segundos el auto dio un giro de 90 grados, mi esposo no lo podía controlar. Literalmente volamos sobre una cuneta, el auto dio otro giro (4 carriles) y quedamos en la vía contraria, vi a los autos que venían de frente, no grité, solo vino a mi mente, Dios mío, y me agarré con fuerza a mi asiento. No colisionamos con ninguno, todo pasó demasiado rápido, el auto quedó prácticamente estacionado en vía contraria al borde un barranco. Nos bajamos, y estábamos ilesos, ni un solo rasguño. El carro también estaba en perfecto estado. Una llanta reventada fue la causa del accidente. Un conductor que se dirigía a la ciudad, impresionado detuvo su auto, y nos contó lo que había visto. Juró que el auto se iría barranco abajo al verlo girar. Si hubiese tenido una cámara lo habría grabado, nos dijo, “ni ustedes creerían que están vivos, fue un milagro”. Esto sucedió un 12 de mayo de 2001, justo el día que se celebra a San Pancracio. No tengo más palabras, hasta el día de hoy cuando lo recuerdo se me eriza la piel. ¡Gracias Dios mío!
San Pancracio lleva un ramito de perejil en sus manos, y un libro abierto en el que nos dice “venid a mí y todo se te será dado”, mientras apunta hacia el cielo con su dedo índice, indicando que él solo intercede y nos acompaña, pero que el honor y la gloria es para Dios, el creador de todo.
Encontré un página en internet donde pueden conocer sobre la vida de San Pancracio, también está la novena y unas lindas oraciones. Abajo les dejo el enlace.
Minnie