Tanto que agradecer, pero poco que celebrar fuera de mis cuatro paredes. No me mal interpreten, gracias a Dios a mi pequeño mundo le sobran motivos para estar alegre, pero hay momentos tan nuestros en los que somos los únicos protagonistas en las celebraciones. Y es que a veces el corazón no está listo para gritar a los cuatro vientos sus alegrías y es justo cuando viene a mi mente esa frase de Mario Benedetti, “Nunca pensé que en la felicidad hubiera tanta tristeza”
Independientemente de lo feliz que me pueda sentir en estos momentos, mi corazón se aflige por lo que sucede alrededor, porque, aunque esas tristezas no me pertenecen, inevitablemente las siento. Tampoco se trata de que nos pongamos todos tristes, si eso resolviera los problemas del mundo, yo sería la primera en no parar de llorar. Existen otras maneras de mostrar solidaridad y compasión por el que sufre, además de apoyo y brindar la ayuda que requieran si está a nuestro alcance, pero recuerdan ese adagio que reza, “no comer pan delante del hambriento” , se los dejo de reflexión.
Sin duda durante este año 2020 hemos tenido y creado momentos memorables en familia, nuestra burbuja. Hemos estado cómodos, seguros, y no nos ha faltado absolutamente nada material. Hemos cumplido sueños como familia, el trabajo, el amor y la buena salud nos han acompañado. ¡Dios mío ha sido bajo tu guía y orientación! Todo se ha dado de la manera más fácil y fluida posible para nuestro bien.
Sinceramente tengo demasiadas cosas por las que decir gracias, gracias, Dios y señor nuestro, ha sido tu mano derramando bendición en nuestras vidas. Ha sido mi confianza en tu poder, porque tú si puedes, lo que no nosotros no. Dios ha sido misericordioso con nosotros, el Covid pasó por nuestra casa, y gracias a Dios de la mejor manera que pudo pasar, solo mi esposo se contagió, sin síntomas ni molestias. Seguimos cuidándonos de todas las formas posibles a nivel personal y siguiendo y cumpliendo las recomendaciones del Minsa.
El virus no se ha ido, en estos momentos nuestro de sistema de salud está colapsado. No podemos culpar solo al gobierno, somos corresponsables de todo lo que está sucediendo. Mucha gente haciendo chiste de una de las tantas metidas de pata de nuestro presidente, salen a rifársela a la calle, y ojalá lo hicieran porque deben salir a buscar el sustento para su familia, de esos hay muchos sin duda, pero están los que se la rifan por salir a compartir con amigos, familiares, y hasta desconocidos, conozco muchos casos así. Recién ayer vi una noticia de una fiesta en Veracruz, en el video se observaba a un gran grupo de personas, todos sin mascarillas. Al mismo tiempo que ellos bailaban y celebraban irresponsablemente, muchas vidas se apagaban, los contagios están fuera de control, ¿Qué les pasa a estas personas ?, ¿Qué es lo que corre por sus venas? Como bien dice mi asistente, Vanessa, ¡quisiera meterme por un segundo en sus mentes para ver qué tienen ahí dentro! No lo entiendo, no lo justifico, es simplemente frustrante.
Como si fuera poco, están los que se la rifan también por “fe” Dios es mi pastor, nada me faltará” lo dicen y no lo saben, si en verdad conocieran a ese Dios que es puro amor y misericordia entenderían que nos ha dado tiempo, nos ha instruido a través de personal médico y científico para conocer el virus hasta dar con una vacuna, nos ha dado las herramientas para combatirlo, debilitarlo y hasta ganarle la batalla, y algunos no han entendido nada. ¿Conocen la reflexión del hombre a la deriva, que rezó y pidió ayuda a Dios en mitad del océano? Pues deberían, es justo lo que estamos viviendo, Dios nos ha dado señales, nos manda todo tipo de ayuda, y trata de salvarnos a diario, pero no lo reconocemos y preferimos pensar que todo es una vil conspiración y seguimos esperando por el gran milagro. Dios te manda a ser obediente, a que ames al prójimo, que te cuides, que pienses en los demás antes que en ti mismo.
Hay algo más, debemos sumar el grupo de los relajados, esos que no ve noticias, no leen ni se informan por ningún medio, simplemente siguen a personas que a diario repiten lo que ellos quieren escuchar y problema resuelto, en otras palabras, mejor ni me entero para no angustiarme. El conocimiento te da poder, te permite protegerte y tener una mente clara y serena al momento de actuar. La fe te da serenidad, paz, discernimiento para actuar conscientemente, sin ningún tipo de drama. No se trata de ojos que no ven corazón que no siente. Al contrario, mira y observa dentro de tu alma, ahí está Dios hablándote, te pide que te compadezcas del dolor del prójimo, y si no está en tus manos hacer algo, al menos no hagas daño y no alborotes multitudes sino es para bien.
Es tiempo de llenarnos de esperanza, vendrán mejores días, pero solo si nos convertimos en mejores seres humanos. Falta poco, en muchos países ya se están vacunando, mientras tanto seamos prudentes y solidarios.
Que el año 2021 esté repleto de bendición para todos, que la buena salud sea nuestra realidad, para que volvamos a compartir y abrazarnos con mucha mas fuerza que antes.
Minnie