Para vivir, literal, no necesitamos mucho, nos basta con el aire, alimento, buena salud, vestido y un techo, pero para convivir y vivir bien necesitamos mucho más. La vida es una cadena, un intercambio continuo, económico (comercial, compra y venta) y emocional (afectos, dar y recibir).  Por esta básica razón no estoy cien por cierto de acuerdo con las muy sonadas frases, reflexiones o pensamientos, que a diario circulan en estos días de pandemia, como, por ejemplo:

“He descubierto que puedo vivir sin compras, viajes, cenas.” En algunos casos, más bien sería: El virus me obligó o me enseñó a sobrevivir con lo estrictamente necesario, no compro casi nada, cocino en casa,  y  puso al descubierto que usualmente gastaba más de lo ganaba o de lo que podía pagar cómodamente, llámese ropa, salidas, casas y viajes, etc.  

Resulta que este descubrimiento es a consecuencia de la paralización económica al que nos llevó el virus, donde muchas personas están suspendidos o perdieron sus empleos, pues la mayor parte del comercio ha estado cerrado.  La falta de organización y los excesos, en su momento, agravaron la situación en que hoy nos encontramos.

Por eso no es de extrañar lo que nos muestran las estadísticas y la historia, tiempo después de haber superado las intensas crisis los ahorros se disparan, ya sea por precaución o miedo a que algo similar vuelva a suceder y no estemos preparados. También las estadísticas dicen que con el paso del tiempo al sentirnos seguros vamos perdiendo el hábito.

Mi hija de 11 años después que vio un video de una youtuber que hablaba sobre lo que era prioridad en estos tiempos me dice: “Mamá la gente no puede comparar un supermercado que necesita estar abierto, con una tienda de ropa o un salón de belleza, porque la comida es prioridad, pero la ropa, o arreglarse el cabello no, eso puede esperar, y también gastas de más.  La miré, y le dije, tienes razón hija, pero analicemos ese mismo escenario desde los zapatos del dueño del salón de belleza o la tienda de ropa, ahora imagínate que los propietarios fuéramos nosotros.  Más de cuatro meses sin recibir ningún tipo de ingresos porque las actividades han estado cerradas, acumulando deudas y sin ahorros,  a diferencia de otros que han mantenido sus ingresos, y hasta los han aumentado, estoy clara que no es la mayoría, pero existe un buen número de personas en esta situación, cómodos y con una buena estabilidad económica. ¿Vez cómo cambia todo? Me miró sorprendida, y me dijo, es cierto mamá, todos son importantes.

Las medidas de cuarentena que se aplicaron al principio de la pandemia eran más que necesarias, pero, por múltiples razones no todos estaban en la misma situación económica para resistir tanto tiempo. Y ya simplemente no pueden más.

Todas las actividades son importantes, ahora más que nunca necesitamos apoyar a todos esos negocios que venden artículos que “no se comen“, esas que están etiquetadas por muchos como no necesarias, pero que mantienen la rueda de nuestra vida y la economía andando. El problema es que cada uno desde su posición y necesidad juzga a los demás.

Y una manera de ser solidario, si contamos con los recursos, es justamente, comprar o buscar ese servicio que nos ofrecen, sobre todo las pequeñas empresas, para colaborar en la reactivación de la economía en general, donde todos nos veremos beneficiados.  SI necesitamos más de lo que pensamos para seguir funcionando como comunidad y sociedad.

Muchas personas que conozco y me incluyo no necesitaban que ningún virus viniera a abrirles los ojos y el corazón para entender que la vida es una y que todos los días son especiales. Han comprendido que todos los días existe una razón para levantarse y dar lo mejor de sí como seres humanos. Bailan, brindan, festejan, sueñan, celebran, y comparten cada alegría. Sabemos que el futuro no le está asegurado a nadie, aun así, debemos ser precavidos, organizarnos, y sobre todo crear y mantener el hábito del ahorro. Sin perder de vista que todo en esta vida debe tener un equilibrio.

El virus ha sido un llamado de atención en todos los sentidos.