Te besé,
con dulzura,
con la suavidad de la hierba aún mojada de rocío
con el miedo de sentir algo más,
con la conciencia del último adiós,
con la ilusión de hacerte despegar el alma,
a ese viaje no deseado.
Te besé,
con la certeza de cerraste los ojos,
sabiendo que dormirás con el recuerdo eterno,
de este beso,
el primero, el último, el nuestro,
el nunca antes dado.
Duerme pétalo perdido,
busca tu rosal,
abrázalo, y cuéntale,
que siempre serás mi primer amor.