GRACIAS DIOS POR TODO.
ÁBRETE A LO INESPERADO, DEJA QUE LO DIVINO TE GUIE.
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DIOS MÍO
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GRACIAS DIOS POR TODO.

En este tiempo que vivimos, veo y escucho a mucha gente llena de incertidumbre, la mayoría preocupados  con toda razón, por la situación en general, economía, salud, familia, la vida misma nos ha cambiado a todos de alguna manera. El virus sigue latente recordándonos a diario que debemos vivir una realidad distinta a la que estábamos acostumbrados. Algunos días llenos de alegría y otros repletos de estrés y ansiedad. Una montaña rusa de emociones literalmente hablando.  Todo esto me hizo recordar una situación que viví hace casi  dos años, que gracias a que me gusta escribir y que prácticamente llevo un diario, la encontré en mis apuntes.

19 de noviembre de 2018.

Era un día perfectamente planeado, después de llevar a mis hijos a la escuela iría directamente al salón de belleza a teñirme el cabello y a hacerme uñas y pies. Dos horas y media, máximo. Después iría al supermercado y luego a casa a esperar a los niños.

Me sentía feliz. Mi hija de 9 años tenía que decir el juramento a la bandera y yo la acompañaría. Ella sentía un poquito de nervio, pero no se le notó cuando se paró en frente de todos. Lo hizo muy bien, un buen tono de voz.  ¡Qué alegría!

Camino al salón de belleza puse la radio, busqué el dial 96.1,  soy católica, pero me gusta escuchar las prédicas de la Pastora Ilia Carrera, en ese momento ella  hablaba sobre el amor del Dios, el inmenso poder que nos da ser sus hijos amados, bajo su cuidado siempre estamos a salvo y todo se resuelve para nuestro bien. Nuestra manera de corresponder a tanto amor, decía, era simplemente darle gracias por todo sin importar la situación por la que estemos pasando.

Llegué al salón de belleza, me pusieron el tinte. Pocos minutos después recibí la llamada de una mamá de la escuela de mis hijos, que tiene un negocio en la misma plaza donde estaba el salón, para avisarme que la llanta de mi auto estaba flat. ¡Flat! No quería bajar con el químico en mi cabeza, pero lo hice, no me quedó de otra. Me percaté que la llanta estaba casi sin aire. Mi auto es delicado en ese sentido, sí que lo sabía por una experiencia similar. Llamé a mi corredora y de la aseguradora enviaron un técnico, no pudo hacer nada el kit de mi auto, que no trae llanta de repuesto, no funcionaba en este caso. El daño era profundo. Llamé a la agencia, y tampoco me podían resolver. Al ser un auto alemán hay cierto protocolo, ya me había pasado con esta marca, pero con otro modelo.

Después de realizar todas las llamadas,  nadie me podía resolver en sitio,  no me quedó otra opción que llamar el servicio de grúa. En mi mente, Gracias Dios por todo, esto se resolverá. En ti confío.  

Seguí tranquila conversando, mientras me pintaban mis uñas.  Pasó el tiempo, lavaron y secaron mi  cabello, estuve lista y nada de la grúa. Esta llegó a eso de la 1:30 p.m. y justo en ese momento todo se oscureció, yo subí a la grúa de copiloto, un fuerte aguacero empezó a caer, el señor estaba por terminar de asegurar el auto en la plataforma, y yo no podía cerrar la ventana, así que el viento mojó mi cabello. ¡Adiós blower! Cuando el señor subió empapado, cerró mi ventana, y nos pusimos en marcha, no se veía nada.  Gracias Dios por todo, esto se resolverá. En ti confío.  

Llegamos al taller de la aseguradora en Tumba Muerto, no me recibieron muy bien. Una señora me dijo que no podía bajar el auto, porque no tenían esas  llantas de repuesto, por ende, no podían recibirlo a menos que consiguiera las llantas. La miré amablemente, y con voz firme, le dije, el auto se baja y se queda, conseguiré las llantas. No tenía idea, ni cómo, ni dónde. Una vez bajaron el auto, uno de los mecánicos muy amable me dijo, espere, es posible que se pueda reparar, eso sería lo ideal, veré el daño y le aviso. Me senté a esperar, me puse a leer, siempre tengo un libro en mi cartera, gracias a Dios, mi fiel compañía. Me llamaron y me informaron que un tornillo o algo parecido había perforado la llanta causando una gran grieta, no tenía arreglo. Gracias Dios por todo, esto se resolverá. En ti confío.  

Llamé a mi esposo que ya estaba al tanto de mi aventura, pero él estaba con pacientes, no podía socorrerme. Yo tenía que pedir un Uber o un taxi para ir a buscar las llantas.  Mi mente en total calma, Gracias Dios por todo, esto se resolverá. En ti confío.

A los minutos mi esposo me llamó para pedirme mi ubicación ya  que un colaborador suyo me llevaría a comprar las llantas, sí, las llantas, a mi auto hay que cambiarle las dos llantas en estos casos, la flat y su compañera de al lado, aunque esté bien, por algo de balance creo. No estoy muy segura.

Este colaborador estaba en una oficina justo al frente  de donde yo me encontraba. Llegó a los 5 minutos,  lo que tardó en dar la vuelta. ¡Diosidencias!

Eran casi las 4:00 p.m., ya me habían advertido que el taller cerraba a las 6:00 p.m. Estaba contra el tiempo, y el tráfico no ayudaba. Fuimos a la tienda más cercana, llegamos al local y no tenían el tipo de llanta. ¡En serio! Sonreí.   Gracias Dios por todo, esto se resolverá. En ti confío.  

 Vamos a otro lado, me dijo muy dispuesto el colaborador de mi esposo, buscó información en su celular, llamó a otra sucursal, y sí tenían. El tráfico cada vez más pesado, y además detenido por un choque. Este joven se conocía muy bien esas calles, tomó varios “shortcuts”, y finalmente conseguimos las llantas. Las llevamos y las pusieron a las 5:30 p.m. Me dio la impresión que el tiempo se había detenido para mí, tantas vueltas y tanto atraso, ¡y era esa hora apenas!  Gracias Dios por todo, esto se resolverá. En ti confío.  

Llegué a mi casa, ya era de noche,  agradecida después de un largo día, contratiempo tras contratiempo, pero jamás perdí la calma, ni renegué, ni me enojé, las cosas se fueron resolviendo unas tras otras como debía ser, en el tiempo perfecto. Yo no hice otra cosa que  agradecer, esperar y confiar en todo momento. Eso me dio mucha paz y paciencia.

Así debemos responder hoy más que nunca.  Solo Dios nos puede salvar, levantar y animar en situaciones  que no podemos entender, ni controlar. Agradece, confía y espera en él, sin importar la situación por la que estés pasando, porque todo pasará.   Él todo lo resolverá de la mejor manera posible para nuestro bien.

Gracias Dios por todo, esto se resolverá. En ti confío.  

Minnie

 

1 Comment

  1. Gaby dice:

    ay ami que aventura, pero así mismo es, mientras confiemos en Dios y permitamos que obre sobre nosotros todo se resuelve, Te Quiero Mucho ami 💕

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