LA NIÑA CON AROMA A JAZMÍN
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Estábamos listos, cinturones abrochados, para un viaje de placer con una pareja de amigos, nuestro primer destino sería París, donde pasaríamos tres días, le seguía Bélgica y por último Amsterdam, para visitar campos de tulipanes. Después de estar sentados dos horas en el avión, a las 9:00 p.m., nos informaron que el vuelo se cancelaba debido a un problema técnico. Nada que objetar, se trataba de nuestra seguridad y gracias a Dios se dieron cuenta en tierra. Nos iríamos al día siguiente, viernes.
La aerolínea AIR FRRANCE nos envió en bus al JW Marriot al cual llegamos a las 11:00 pm. La tripulación se registró primero y luego los pasajeros, el proceso fue lento. Nos dieron un sándwich, soda y una manzana. Nos cayó bien pues no habíamos comido nada. A las 12:30 a.m. entramos a la habitación. Somos panameños, pero decidimos quedarnos junto al grupo, así tendríamos comunicación de primera mano.
Al día siguiente mi esposo me despertó a las 6:10 am, había recibido un correo donde nos informaban que el vuelo salía a las 7:45 am. No daba tiempo de llegar, ni corriendo, pero otros pasajeros desesperados se fueron en taxi al aeropuerto, tuvieron que regresar al hotel. Era un error. Más tarde la aerolínea envió otro correo indicando que el vuelo saldría a las 7:45 pm, y que nos mandarían un bus a la 1:00 pm para llevarnos al aeropuerto. Sí, era mucho tiempo de espera, pero por temas de check out hacía sentido.
El bus llegó a la hora pactada, subimos, el chofer pasó lista, no mencionó nuestros nombres. Nos miró, y nos preguntó ¿y ustedes? ¿A dónde van? Le respondí: somos pasajeros del vuelo cancelado de Air France, vamos al aeropuerto, y nos respondió: este bus no va al aeropuerto, tengo indicaciones de llevarlos a otro hotel. Queeeeeeee!!!!!!!
Todos quedamos en chock, nadie sabía nada. Nos llevaron al Westin, en Costa del Este, nos registramos. El personal del hotel nos entregó una nota que decía que el vuelo estaba programado para el sábado a las 11:00 pm, sí, al día siguiente, y fue cuando la magia apareció y todo tomó forma y sentido para mí. Recordé que mi hijo nos había comentado que tenía una reunión, la presentación de la Universidad Europea, y era justo en el Westin, sí, donde estábamos. ¡Increíble! Unos días antes había conversado con mi esposo y le decía que hubiese sido lindo acompañarlo a su primera búsqueda de universidades, pero lastimosamente estaríamos de viaje. Mientras se daba la presentación, lo vi atento prestando atención, y me llené de emoción y agradecimiento, entendía porque se había cancelado el vuelo, teníamos que estar ahí, con nuestro hijo.
Esa mañana mi ánimo subió a mil, me sentía feliz, nos iríamos a París a las 11:00 p.m., todo estaba bien. No me inquietaban los rumores sobre el problema del avión, que eran varios, que si un liqueo de combustible, una puerta interna que no cerraba, sabía que si me subía a ese avión, llegaríamos a destino feliz, me lo decía el corazón. Habíamos perdido dos días en París, pero aún nos quedaba uno, y seguiríamos nuestro itinerario hacia los demás destinos.
Almorzamos con nuestro hijo, y antes de llevarlo a la casa, a las 2:30 pm recibimos otro correo donde nos notificaban que el vuelo salía a la 1:00 am, en lugar de las 11:00pm, esto nos cayó como un balde de agua fría, y por supuesto nos molestamos. Era demasiado. Nos fuimos al aeropuerto en busca de una explicación, más bien una respuesta, porque nos tenían en una constante incertidumbre y nuestra paciencia estaba por agotarse. Fuimos, hablamos y reclamamos, pero no obtuvimos respuesta satisfactoria, nadie sabía nada, el personal repetía lo mismo, toda la información llegaba de Francia, y no tenían detalles, solo sabían que el avión estaba siendo reparado. Ni modo, nos regresamos al hotel. Mi optimismo no había caído, quería irme, y estaba tranquila confiando que los tiempos de Dios son perfectos, no sentía temor por subirme en el avión.
A las 8:00 pm nos recogieron para llevarnos al aeropuerto. El chofer nos comentó que la pieza había llegado en el vuelo de las 7:00pm, eso no me gustó, no era lo que nos habían dicho en el aeropuerto. Hicimos el registro, y nos sentamos a esperar al igual que el resto de los pasajeros que las horas pasaran. Debíamos abordar a las 12:00 am, pero a esa hora el avión aún no estaba en puerta, y a medida que pasaba el tiempo los ánimos se alteraron, más de 200 personas enojadas, angustiadas, vociferaban, con razón y exigían una explicación, la comunicación había sido nula, y cuando hubo, falsa y pésima. Gritaban, grababan y pedían otro avión. Llegó el piloto y la primera oficial tratando de calmar a la gente, pero fue peor. Apareció la policía y personal de migración, los ánimos estaban caldeados, y la energía que se percibía en el ambiente no era buena.
No me gustaba nada lo que estaba pasando, me senté a observar. Mi energía cayó en picada libre cuando el capitán dijo que el avión todavía estaba en reparación, pero que pronto estaría listo. No me subiría en ese avión, el viaje sería una pesadilla, de seguro llegarían, pero yo estaría diez horas con un temor el pecho, no quería eso. Ya casi era la 1:00 am, nuestros amigos y nosotros, cansados, frustrados, en consenso decidimos no viajar. La gente tenía miedo, pero la mayoría eran extranjeros, llevaban ya tres días en zozobra. Una señora gritó que solo se subiría si le pagaban un seguro de vida. Quedé aterrada. Nosotros íbamos por placer, pero todo había sido tan incierto que perdimos la emoción. El avión salió a las 3:00 am, y por supuesto, llegó a su destino, gracias a Dios. No tenemos detalles sobre el vuelo.
Al amanecer, domingo, ya en casa, me levanté y vino a mi mente el concierto de Carlos Rivera, mi artista favorito. Cuánto me había lamentado por su concierto, era la primera vez que venía a Panamá y yo estaría de viaje. No lo podía creer, había esperado años para verlo y no estaría en esa fecha. Sad!! En casa le decía a Vanesa, mi asistente, ¡¡¡¡¡Tienen que cambiar la fecha!!!!! Y unos días antes del “viaje” ella me dijo, cambiaron la fecha, pero no se alegre, lo adelantaron, igual usted estará de viaje, el concierto será el 9 de abril. Sí, me lo perdería. Noooooooo!!!!!! Ese día le dije, lo que sucedió es que no pedí con pelos y señales lo que quería, debí decir: QUIERO QUE CAMBIEN LA FECHA PARA UN DÍA QUE YO PUEDA IR!!! Grité mirando al cielo a través de la ventana de mi cocina.
Toda la desilusión del viaje cancelado se esfumó. Mi corazón floreció ¡Iría! Compré el boleto y el concierto fue espectacular, cantó tres horas sin parar, se entregó al público y nos deleitó con sus bellas canciones y su hermosa presencia, fue mágico. La apertura fue increíble, literal estábamos en un avión, y nos llevaría a un tour a todas partes. La azafata hizo el anuncio, nos pidió abrochar cinturones, en pantalla apareció el avión, y el capitán, Carlos, empezó a cantar. Cuando vi que uno de los destinos era París, se me erizó la piel, y con lágrimas en los ojos di gracias a Dios, a la vida, y al universo, la energía del amor, porque estaba donde quería y tenía que estar, en el concierto, y también en París así fuera de manera virtual.
Nada es casualidad, los planes de Dios son perfectos, todo lo bueno llega a mí de manera amorosa y con facilidad. Y sí, Dios sabe como detenernos para nuestro bien, aunque a veces no lo entendamos. Estamos donde tenemos que estar, aquí y ahora. En otro artículo, contaré la tercera razón por la que Dios nos detuvo.
PD: Siempre hemos tenido una excelente experiencia con AirFrance y es la primera vez que nos sucede este tipo de contratiempo. Debo mencionar que la aerolínea con prontitud nos reembolsó el pago de los boletos aéreos y los pagos de hoteles y tours que ya habíamos realizado.
Todo es perfecto. Gracias, gracias, gracias.