Tengo una amiga, debo decir tenía, excompañera de secundaria, que no veo desde hace treinta años. Era una persona especial y querida para mí. Se casó con un extranjero, recién terminamos la escuela, y se fue a vivir a otro continente.
Al principio nos escribíamos por carta, sí, en ese tiempo no había celular, ni internet. Con los años fuimos perdiendo contacto, hasta que no supimos más la una de la otra. Yo aún la recuerdo con mucho cariño. Hice varios intentos por ubicarla a través de las redes sociales y no tuve éxito. Por estos mismos medios contacté a su hermana y jamás respondió mi mensaje.
Anoche soñé con ella. La vi pasar por casualidad. Me acerqué, no me reconoció y siguió su camino. La llamé por su nombre, se volteó y con la mirada me preguntó, ¿Quién eres? Me presenté con mi apodo, luego mi nombre completo y la escuela donde estudiamos. Seguía sin reconocerme lo vi en su rostro, pero fingió que sí, lo supe. Igual mostró poco interés, cruzamos dos palabras, y se fue. Yo quería saber más de su vida, si había tenido hijos, ¿cuántos? Y contarle que yo tenía dos, ya casi adolescentes. Volví a llamarla y le pregunté, ¿Qué ha sido de tu vida? ¿Cuéntame? Ella sonrió y solo respondió, ¿no ves lo bien que me va? Y se fue. Quedé triste y decepcionada. Así desperté, pensando que así andamos apegados, detrás de recuerdos, personas, y hasta cosas que algún día formaron parte de nuestra historia. Debemos entender y aceptar que todos con el tiempo cambiamos, nos transformamos y adquirimos nuevos intereses. Es ahí donde nos damos cuenta quienes permanecen a nuestro lado, sin importar esos cambios, ni la distancia.
La verdadera amistad, al igual que el amor, está representada por la conexión de dos corazones que laten en una misma sintonía. Cuando el amigo está alegre nuestro corazón sonríe y celebramos su felicidad. Y cuando está triste, lo apoyamos, acompañamos y consolamos. Va mucho más allá de la distancia, pues lo importante es la cercanía de los sentimientos y los mismos transcienden fronteras. Hoy día la tecnología es ese hilo que nos une, si así lo deseamos.
Los verdaderos amigos son los que se van, pero jamás se alejan, se quedan de alguna manera. Permanecen en las memorias creadas en cada momento compartido. Las risas guardadas en un rinconcito del corazón. Los abrazos dados sin motivos, solo por encontrarnos después de días sin vernos. Los cuentos interminables, cuando sentimos que el tiempo no nos alcanzó y fijamos nueva fecha para retomar el tema.
Hoy agradezco por la amistad sincera, por cada una de las personas que formaron parte de mi vida, por los buenos recuerdos, que es lo que elijo guardar en mi corazón. Por los que ya no están y dejaron una huella imborrable en este caminar de mi existencia. Por los que están presentes hoy, con quien comparto mi razón de vivir y mis momentos en mi familia. Por los espacios en soledad, propicios para sembrar y crear nuevas amistades. Al amor divino por despertar en mi alma agradecida el deseo de seguir creando momentos únicos y felices con los seres que amo.
En fin hoy solo quiero dar gracias por lo hermoso, verdadero y bueno de la vida, lo que realmente es eterno.