LA BUENA SUERTE
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LA BUENA SUERTE

La buena suerte es la historia de un cruce de trenes, literal, entre la luz y la oscuridad. Dos vidas que tenían que encontrarse para salvarse mutuamente.   Por un lado, Pablo, un hombre “exitoso” tratando de escapar de sí mismo, de sus miedos y culpas, de una vida llena de penumbras.  Imposible escapar de las sombras que llevamos por dentro sino somos capaces primero de reconocerlas y liberarlas a través de la compasión por nosotros mismos.

Y, por otro lado, Raluca, una mujer cien por ciento convencida de que la buena suerte la acompañaba, a pesar que tenía todas las condiciones y circunstancias para renegar de su vida desde su nacimiento.  Sin embargo, desde  niña cultivó un hábito, para pintarse su vida bonita, vivir con alegría. Tomaba y se quedaba solo con aquello que la hacía feliz, rescataba solo lo bueno de las personas y podía vislumbrar rayos de esperanza en cualquier oscuridad, lo mejor aún, compartirla y contagiarla a los demás.  Con un historial de locura, era la más cuerda de todos, auténtica, espontánea, la luz la llevaba por dentro.

Aunque al principio la novela me pareció un poco lenta no me detuve pues querer saber lo que se escondía detrás de tanto misterio, no me dejó soltarla. ¿Quién era ese Marcos? ¿Por qué Pablo le temía tanto?  Así que me dejé llevar como hoja al viento. Y es que Rosa Montero es un viento, pero no cualquier, ella es uno de verano, agradable y melodioso que nos va llevando página tras página hasta el final de sus historias.  ¡Que pulcritud y belleza de narrativa!

No sé si solo me pasará a mí, pero hay novelas de Rosa Montero que al terminar de leerlas me llevan a muchas reflexiones, como me pasó con La ridícula idea de no volver a verte, algo cambió dentro de mí, y para bien.

La buena suerte, a través de los ojos de Raluca, nos invita a hacernos ciertas preguntas: ¿en qué nos enfocamos? ¿A qué realmente le prestamos atención? ¿Logramos ver esos rayitos de luz al final de la oscuridad? Sea cual sea nuestra respuesta, esta no será más que el resultado de las decisiones que  tomamos en cualquier momento o situación de nuestra vida que nos llevarán, en definitiva, a rendirnos o a avanzar.

Honestamente esto es lo que me ha pasado con la buena suerte, reflexionar y hacerme varias preguntas, que me han llevado a reafirmar lo que siempre he pensado, solo que ahora lo veo mucho más claro,  la buena suerte se construye a diario y es el resultado de una decisión: cultivar el hábito de vivir con alegría sin importar las circunstancias que nos rodean pues siempre habrá algo bueno que rescatar y resaltar de las personas y del mundo.

Les comparto algunas de mis frases favoritas en esta novela, que por supuesto les recomiendo leer.

La alegría es un hábito.
Que injusto que los humanos estemos tan llenos de grandiosos afanes y que luego la realidad sea tan chiquita.
Amar el amor.
Porque la belleza ayuda a curar el dolor del mundo.
Que es la misma alegría de no ser el muerto en un entierro.
Sintiéndose aún extranjero de sí mismo, como si estuviera de visita en su propia vida.
Sombras oscuras que se desgajarán de la oscuridad para llegar hasta él.
Inventar consuela.
Si el corazón pudiera pensar se pararía, decía Fernando Pessoa.
Horas de algodón y de silencio en las que no puedes hacer nada, salvo esperar.
La pena comiéndole el corazón como un gusano de fuego.
El miedo es como una piedra que acarreas dentro del estómago.
No hay nada que envejezca tan deprisa como el amor mal amado.
A veces pienso que el sol es una cárcel, una especie de jaula de fuego que me aprieta.
Para construir un nido se necesita afecto.
Ser otro es un alivio.
Angosta y larga como un mal año.

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