Estaba viendo F1, junto a mi esposo, el Gran Premio de Sakhir en Bahrein 2020, en esa carrera pasó de todo. Una experiencia agridulce para el joven piloto, George Russell, quien mostró su talento en el Mercedes del campeón, Lewis Hamilton, ya que éste no podía competir por estar positivo de Covid.
Por otro lado, Checo Pérez, piloto experimentado, que tenía todo para perder, pues al principio de la carrera se vio afectado por un incidente que lo dejó en el último puesto. Como el gran piloto que es, fue superando autos vuelta tras vuelta hasta llegar a la primera posición. Lo seguía de cerca Russel que tenía todo para ganar y cada vez se le acercaba más. Un error, o varios, imperdonable de “su equipo” Mercedes, terminó con su sueño. Aun así, demostró de qué estaba hecho. Sin embargo, Pérez mantuvo la primera posición y ganó la carrera. Sin duda fue una carrera emocionante de principio a fin.
El momento cumbre, para mí, de esta increíble carrera fue cuando Checho cruzó la bandera a cuadros, y emocionado, casi llorando dijo: “Luis, asegúrate de que El Checo (su hijo) esté viendo la carrera, por favor “!
¡Just Wao! Quería asegurarse de que su hijo lo estuviera viendo, y no paraba de repetir lo mismo, “asegúrense que Chequito me esté viendo” Que su hijo lo viera llegar en primer lugar era lo que le importaba en ese momento histórico para él y para su país. Pérez declaró que trabajó, esperó y soñó por 10 años con esta meta.
Un triunfo lleno de emoción y también de reflexión. Miré a mi esposo, y al igual que yo, tenía los ojos humedecidos.
¡Qué diferente sería nuestro mundo si todos tuviéramos presentes a nuestros hijos, o a esos seres que amamos, en cada acción que realizamos! No solo haríamos lo correcto en todo momento, sino que nos aseguraríamos de que nos estuvieran viendo, y quisieran imitarnos, seguir nuestros pasos, sobre todo si se trata de nuestros hijos. Que se llenen de orgullo diciendo mi padre o mi madre es una persona luchadora, respetable, decente, íntegra. No se rinde ante las adversidades, no se deja arrastrar por la corrupción o la tentación, al contrario, sabe discernir, valora lo que tiene, y se esfuerza hasta lograr lo que desea alcanzar sin importar los obstáculos. Cruzar la bandera a cuadros con la cabeza en alto debe ser nuestra meta en la carrera de la vida.
Tener este comportamiento y pensamiento en nuestras mentes debería ser nuestra guía, para no desenfocarnos, o caer en tentaciones de cualquier tipo, y sí fallamos o nos equivocamos conscientes o inconscientemente rectificar a tiempo. Antes de hacer cualquier cosa deberíamos pensar en ellos, asegurarnos de que nos estén viendo.
¿Se imaginan vivir con una consciencia así? Yo creo que es posible.
Minnie